Golazo de la comida peruana

Por:  Néstor Rubén Taype
Pensaba en principio escribir sobre las faltas  que cometen algunos restaurantes peruanos aquí en Nueva Jersey, de los platos bamba que nos ofrecen, aprovechando el  boom de nuestra gastronomía. Recordaba los frejoles que nos dieron en Paterson en un local con nombre algo argentino, y cuando reclamamos porque estos parecían balas,  el dueño me dijo – sorry hermano  pero no es frejol de mi proveedor – Entonces le respondí  que le dijera a su cocinero que las menestras se remojan un día antes y que le dé el hervor necesario. Igualmente de un local en Kearny que tiene el nombre de un cítrico, quien nos puso en un Arroz con Pollo una presa de barbicue, media dulzona y roja. Otro restaurante que luce el nombre de un departamento del sur y supuestamente brinda toda la gastronomia de esa zona, nos decepcionó al pedir un simple plato de  Ocopa, que sabia a huancaina.
Además, muchas de ellas, que por su tamaño y capacidad, sirven también para presentaciones en vivo de artistas y fiestas, pero que se  preocupan poco o casi nada de mejorar los servicios higiénicos (siquiera pintarlos).  Sin embargo, no todo es negativo y la popularidad de nuestra comida no es un bluf, ni una leyenda urbana, ni tampoco un cuento;  la comida peruana es bien apreciada en este Estado por propios y extraños. 
Un muchacho de Puerto Rico, casado con peruana, me contaba entusismado de todos los platos que habia conocido con su pareja. Sorprendido de que cocinaramos cosas diferentes todos los dias, de la insistencia de su esposa en no dejarlo salir si no desayunaba y de esperarlo en la noche, cuando hacia sobretiempo, para acompanarlo a cenar. Me contaba como anécdota que una vez Le insinuó que no le gustaban las lentejas, entonces ella le respondio, medio entre broma y medio en serio, que le serviría ese plato toda a semana. - Nunca le toqué  el tema nuevamente hermano - me decia riendose;  pero esta es otra historia. 
 
 Me llamó la atención que un día en la empresa donde laboramos, un salvadoreño  me preguntó ¿qué es pollada hermano?  Y yo algo extrañado por la pregunta le dije si alguien lo había invitado a una pollada. Él me dijo que solo quería saber que es pollada, la comida. Ok hermano, te explico, y le di los detalles. Cuando le pregunté donde lo iba a comprar, me dijo que no compraría nada, sino que la empresa lo estaba ofreciendo en su menú de rutina para el personal que hace sobretiempo (una práctica usual de muchas empresas aquí en NJ)   
Unos cuantos días después me programaron para quedarme a trabajar dos horas extra y como siempre me preguntaron el plato que pediría. Usualmente nos daban a escoger entre pasta y comida china, pero ahora el jefe me dijo que había una tercera opción en las comidas, es decir dos nuevas opciones aparte de las acostumbradas: platos colombianos y peruanos.  Al mostrarme el menú vi el lomo saltado, chaufa, arroz con pollo, salchipapas y la famosa pollada. Se acercaron varios a solicitar sus platos respectivos cuando sorpresivamente una dominicana  levantando un poco más la voz dijo  – yo quiero una pollada de la señorita Laura, y si no hay,  no quiero nada -  bueno, eso causó, como pueden suponer, una multitudinaria carcajada de los hispanos que estaban allí.
-          ¿Usted no va a pedir la comida de su país? Me preguntó el jefe
-          No – le respondí – yo cocino todos los días en casa – y escogí comida china.
Las preguntas me vinieron en mancha de cómo era el Arroz con Pollo la Salchipapa, el Lomo Saltado y yo tratando de ser claro las describía muy rápidamente.
Estaba sorprendido de cómo demonios había hecho  este restaurante peruano para contactarse con la empresa. Imagino al propietario peruano haciendo su focus group,  su estudio del mercado;  y luego imaginaba al tipo haciendo su presentación en power point  a los ejecutivos de esta empresa, brindando las bondades de la comida peruana, compitiendo con la comida china y las pastas de una conocida transnacional de Pizzas y la comida colombiana (muy buena por cierto) . Mayor mérito si se tiene en cuenta que los peruanos somos  pocos en esta compañía, pero se lanzaba en general hacia el mercado hispano, que si tiene un importante porcentaje.
Llegado las ocho de la noche hora de salida, ingresamos como de costumbre al comedor de la empresa a recoger nuestra orden,  la comida es  para llevársela, no para degustarla allí. Pude ver en la larga mesa, que son dos líneas, una fila de los platos con un pote de plástico adicional que era la sopa. Aun no sabía cuál era la diferencia entre tanta cantidad de comida habida en la mesa. Entonces uno de los jefes chinos me dijo que  todos los que están con el taper de sopa, eran las órdenes de comida peruana.
Esa noche habría más o menos unas cuarenta y cinco ordenes de comida, de las cuales yo conté  alrededor de veinticinco como platos peruanos, sopa y segundo como decimos nosotros. Un golazo: boricuas, ecuatorianos, salvadoreños, africanos, chinos y americanos desfilando con los platos peruanos por el largo patio de salida. Golazo peruano, decía, golazo de un restaurante peruano, de cabecita, de palomita, de chalaca, había ganado. Y ahora que dirá la pizzería si sus pedidos se veía reducida a poco menos de la mitad. Gol carajo, golazo. Ya en la puerta de salida le pregunte al jovencito de Kenia, quien no llevaba el taper de sopa, ¿qué pasó Edward, que fue de la sopita?  - me hizo una seña tocándose la barriga. Yumi yumi  mister Reuben,  y señalándome con la mano me decía las frases que ha aprendido en español , mientras caminaba– “Cuidado, no siempre, a veces, suave, suave”  y al salir sonreía y seguía repitiendo las frases y su dentadura se iluminaba.  
La rutina continúa cada noche, la comida peruana navegó a este puerto viniendo siempre con variedades de platos.  La brasileña con la chompa de su país degusta la sopa con mucha  tranquilidad, ayer nos ganaron.  Sonriendo me dice – La revancha, la revancha.  Yo no sé qué responderle, no quiero arruinar por nada el éxito de nuestra comida. Entonces le digo que si le gusta la sopita que toma con tanto gusto, y de que es;  ella mira a los lados de sus compañeras como tratando de recordar y luego de murmurar con ellas me dice – Chupe.



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