..........."CHANCADITO"


Por: Néstor Rubén Taype

¡Jimmy, Jimmy the sweeper, section number two, apúrate puñeta!! Gritaba Ronie por el altavoz que se escuchaba por el grandísimo warehouse.
Jaime, que era su nombre real, se alegraba que lo llamaran así y reía de la frase que utilizaba para hacerlo mientras repetía – puñeta, puñeta, puta que pendejo el boricua -
Lo primero que me dijo cuando lo conocí fue lo difícil que era acostumbrarse a trabajar en el tercer turno y que hiciera todo lo posible por mantenerme despierto. Comenzar a las nueve de la noche y terminar a las cinco de la mañana o más no era una tarea fácil.
Durante ese tiempo las pasé negras porque me dormí infinidad de veces y hasta soñaba mientras caminaba, bastaba recostarme contra la pared para que Morfeo se hiciera presente invitando al profundo e inmisericorde sueño.

Despertaba sobresaltado y asustado entre cajas y paletas dentro de un camión que me había tocado trabajar, preocupado por si había algún supervisor cercano que me pudiera reportar.
Jimmy me dijo entonces que era mejor turnarnos, para dormir siquiera una media horita. Así, buscábamos un camión en la puerta de carga más lejana y mientras uno dormía el otro laboraba cerca para pasar la voz y no pase nada con el trabajo.
Al igual que yo él manejaba el montacargas o fork-lift como también se le conoce y lo hacía muy bien, ya tenía como seis meses en el puesto y estaba bien considerado en la compañía. Siempre me repetía que Ronie el boricua supervisor de su sección, era un excelente tipo, gran colaborador aunque bastante exigente.
- Puta hermano a mi me ha ayudado un culo este boricua cabrón, por eso cuando me pide un favor yo vuelo. Sabes que le encanta la Jalea y la Parihuela, se muere por esos platos.
Así mientras me contaba lo del boricua, íbamos a los Valles Encantados un conocido restaurante de comida peruana a pedir la famosa parihuela para Ronnie.
A las ocho y media de la noche ya estábamos en la esquina de Rodgers con la avenida Harrison esperando el carro que nos llevaría a DOGO Inc. Así se llamaba la compañía donde trabajábamos.

Cuando ya tuve una semana en el puesto recordaba el primer día que Tavo el chofer de Abecco, nuestra agencia de empleos, me pasó la voz para este nuevo puesto en la noche.
Llegué entonces a la esquina de siempre y encontré a Jimmy esperando también la movilidad. Cuando llegó la camioneta y entramos pude ver a dos personas, uno se llamaba Rafael y el otro Omar.
Partió el carro raudo rumbo al trabajo a pasar la primera noche, la prueba de fuego con la consigna de no quedarse dormido.
Éramos cuatro los que estábamos designados a esa compañía y además todos hispanos. No podíamos disimular la incomodidad que sentíamos muchas veces por el racismo de parte del personal, especialmente de los afroamericanos.
Jimmy era algo extraño y definitivamente ya tenía muchos demonios dentro de sí que se manifestaba en su trato por ratos algo hosco y violento.
Conforme iba conociéndolo me daba cuenta que no tenía amigos, gente que pudiera frecuentarlo. Siempre hablaba de su estadía en California y cualquier tema lo relacionaba con California que allá era chévere, que allá estaba su novia y siempre repetía que iba a volver para quedarse definitivamente.
Alguna vez me contó  lo difícil que fue su niñez, de conocer muy tarde a un padre que lo rechazaba, de las golpizas que recibía por sus travesuras y sus malas juntas, de los problemas familiares y la marginación de parte de ellos; que lo marcaron, convirtiéndolo casi en un resentido social. Alguien que solo buscaba algo de cariño donde sea y con quien fuera. Me decía que trabajó de todo en Lima, pasando por ambulante, palanca de microbús y cargador de verduras y papas en la parada. De su suerte con las mujeres frase que repetía siempre ufanándose de ser un don Juan, cosa que parecía solamente una fantasía que albergaba inocentemente en su cabeza, como una suerte de aliento personal para su casi ausente amorío con las féminas.

Me fui dando cuenta que era difícil ser su amigo porque él consideraba la amistad casi como una propiedad. Así, aunque parezca increíble él pretendía decidir quiénes podrían ser las amistades de sus amigos.
Jimmy consideraba a Omar su enemigo, por lo tanto yo ‘supuestamente” estaba prohibido de hablarle y cuando lo hice me gané su eterna bronca.
El warehouse era grande y terriblemente frío durante el invierno, los portones estaban siempre abiertos para la llegada de los camiones. Había que usar botas especiales, jackets gruesos, guantes y en lugar de gorras era mejor un pasamontañas, sin contar los polos y pantalones térmicos.
Para calentarnos un poco íbamos a ayudar a don Pepe que era como nuestro jefe.
Él se encargaba de encender los calentadores que se colocaban en los camiones para que no se frisen ciertos productos, estos calentadores eran una especie de cocinas delgadas y altas impulsadas a gas.
De esta manera pasábamos algo cómodos mientras afuera la nieve caía pacientemente pintando de blanco las calles, techos, puentes y carreteras de esta vieja ciudad. El viento de cuando en cuando rompía la calma empujando la suave nieve dentro de los portones, dificultando el trabajo de cargar los camiones, imponiendo sanciones a nuestros cuerpos.
Acabada la tarea de los calentadores regresábamos a manejar el montacargas, manteniéndonos siempre en movimiento por que el frío era atroz  y nos congelaba hasta el pensamiento.

Algunas veces sentado en algún portón miraba el espectáculo nocturno de puentes y carreteras que más allá desembocaban en el puerto de Newark, autos y camiones desfilando unos tras otro interminablemente como luces navideñas. Me preguntaba entonces como llegué a parar aquí lejos de mi país, como podía haber salido dejando a la familia. Me preguntaba entonces que cosa vendría después, como terminaría esta historia. También asomaba el miedo a vivir solo como muchos inmigrantes viendo crecer a sus hijos a la distancia conviviendo con sus seres queridos a través del teléfono y el internet. Extrañaba a mis hermanos, a los amigos de toda la vida, a la Lima querida, húmeda, nublada, sucia, con ambulantes, micros destartalados y todo; igual la echaba de menos y los recuerdos se juntaban haciéndome un nudo en la garganta.

Encontré una noche a Jimmy trepado en uno de los andamios que se usaban para guardar la mercadería, estaba allí agazapado con unos binoculares mirando hacia uno de los portones.
Le pregunté qué pasaba y que era lo que miraba. Horas después mientras cenábamos me contó que estuvo chequeando a un pendejo que se escapaba todas las noches. Ese tipo era Omar apodado “Rambo” que estaba cansado de sus jodas, decía que era un abusivo de mierda y que finalmente uno de los dos tenía que irse, luego haciendo ademanes con sus manos terminó diciéndome
- Y por supuesto quien se va, no es precisamente este pechito –
- Ya te he contado que  me he tumbado un montón de cabrones que se creían mucho, que se la pegaban de mandones, especialmente hispanos que son más abusivos que los gringos.
- Llevo cinco años aquí, en este país y lo que he aprendido es que no te puedes dejar pisar por nadie, ni por san puta,  porque estos pendejos y abusivos joden, joden a su propia gente.
- Suave Jimmy take it easy, puta tampoco te creas tanto cabrón.
- Es que tú no sabes nada pues huevón, eres nuevito, te cuento para que no te jodan.

A Jimmy si teníamos que reconocerle que era un excelente trabajador, muy disciplinado, inteligente y perfeccionista; casi un vicioso del trabajo, creo que para él ya no era un oficio, era más bien una obsesión.
Era una forma de mantenerse ocupado y que su cabeza no piense, no se diera cuenta que la soledad lo agobiaba, no quería sentir la ausencia de amigos esa falta de amor de parte de su familia. Deseaba olvidarse de sus propios demonios, de sus odios, cansado de ser un marginal deseaba simplemente estar ocupado dormir y luego comenzar otra vez.
Poco a poco iba descubriendo que perdía sus amistades y no podía controlar su genio, su carácter lo traicionaba y terminaba siempre como el escorpión, haciendo daño.
Nunca tuvo buenas relaciones con sus colegas del trabajo salvo con Don Pepe a quien  respetaba por su edad.
Así una noche comprobó que “rambo” se escapaba del warehouse por algunas horas en la madrugada, continuo siguiéndole los pasos logrando que lo sorprendiera Ronnie, el supervisor, y por lo tanto le echara el ojo. Finalmente una noche le comunicaron que estaba despedido.
Omar, que si era un residente legal nunca imaginó que su “lorna” e ilegal paisano, a quien llamaba despectivamente “chancadito” le hiciera tremenda jugada para sacarlo de la empresa, cosa que se enteraría muchos meses después.
De allí para adelante Jimmy se sintió el rey del warehouse, era un pavo real que hacia ostentación de su poder y además insinuaba que se le tenía que temer.

Un buen día muy temprano coincidimos en la panadería Fajinhas siempre llena de gente haciendo cola para el pancito y el cafecito. Alli casi todos se conocen, estaba también la famosa señora cubana, algo gordita ya entrada en años, sentada en su mismo sitio tomando su café al lado de su inseparable bastón. Ella era parte de la escenografía de ésta concurrida panadería de la ciudad de Harrison en el 2001.
Nos saludamos con Jimmy y nos sentamos a tomar desayuno y compartir unos momentos a pesar que nuestra amistad ya no era la misma. Me estuvo comentando del trabajo, reclamándome sobre unas paletas que yo habría movido sin su autorización. Solo me reí y le dije que no joda que no estábamos en el trabajo y que se olvidara del asunto.
De pronto me preguntó quien le había puesto la chapa de “chancadito”.
En realidad yo sabía quién se la puso pero no era necesario decírselo, él insistía saber porque ese sobrenombre, yo le daba gusto con algo de maldad.
- Dicen que por la carabina compadre, ósea la pepa, el cacharro pues Jimmy - El miraba como distraído a otro lado y repetía – chancadito no, chancadito; puta que pendejos.
Jimmy un poco alzado y vanagloriándose de su supuesto poder y de considerarse fijo en el trabajo cometió el error de sentirse intocable.

Como ocurre siempre la temporada baja llegó y diariamente salíamos más temprano de lo normal, pero Jimmy siempre salía más tarde para acumular sobretiempo.
Recibió un aviso de la compañía por esta acción pero él continuo sin hacer mayor caso.
Jimmy seguía enceguecido por su soberbia y el abuso del sobretiempo paso a mayores. Una noche al llegar a la ventanilla del gringo Fred, con quien nos reportábamos diariamente, éste le dio la mala noticia que ya no pertenecía a la empresa y por lo tanto sus servicios habían terminado esa misma noche.
Estaba yo afuera del warehouse junto al camión de comida comprando un café, cuando bajo él y me dijo algo. La noche estaba fría y aunque no había nevado soplaba un viento helado que nos hacía temblar. En ese momento entraban una serie de camiones que llegaban para dejar su carga haciendo tremendo ruido. No lo escuché bien y cuando pasaron los camiones y el ruido me dijo que necesitaba un taxi para ir a su casa. Le dije que de allí a casa le iba costar más o menos veinte dólares, luego de aceptar le pedí la movilidad, él no tenia celular.

Mientras esperábamos el carro se quedó callado y no habló absolutamente nada, así estaba Jimmy el sabelotodo el que se creía intocable estaba jodido. Quizás recordaba en ese momento nuestras conversaciones cuando hablamos que mucha gente creía que los gringos eran uno cojudos y que uno se los podía pasear cuando quería, nada más falso y nosotros que habíamos visto bastante lo sabíamos. Jimmy, que había peleado contra los abusivos y pendejos de todas las factorías había terminado igual que ellos haciendo ostentación de su poder y de cuando en cuando jodiendo a los novatos. Cuando apareció el taxi nos acercamos y abrió la puerta, con la mirada distraída me dio la mano mientras repetía – me botaron, puta me botaron, que pendejos, que pendejos.

- Oye Jimmy, mientras, puedes ir a buscar chamba en Abecco o en el Mostro.

- Mira compadrito este pechito nunca, me escuchas, este pechito nunca se va a quedar sin chamba huevón, yo mismo soy, mañana mismo me consigo otra cosa mejor que esta cagada.

El taxi partió y se llevó a Jimmy con todos sus resentimientos y sus odios, algo era cierto, Jimmy nunca se quedaría sin chamba como él decía, por que la chamba era su vida, el mejor remedio para matar sus pesadillas. Por lo demás, fuera de sus exabruptos y locuras, Jimmy seguía siendo un excelente trabajador.

Como muchos otros, el derrotero para un ilegal estaba otra vez en su punto de partida.






(Segunda versión. Original publicada 16 Octubre, 2011)



Warehouse= Almacén.

La Corte de la Haya......Tranquilos Ellos Deciden

Fuente: caretas.com.pe

La Corte Internacional de Justicia, principal órgano judicial de las Naciones Unidas, en pleno. El lunes 3, da inicio a la decisiva etapa de audiencias orales en la controversia marítima entre el Perú y Chile.
Hace menos de un mes, el viernes 2 de noviembre, Peter Tomka, presidente de la Corte Internacional de Justicia, se paró en el estrado del Sexto Comité de la Asamblea General de Naciones Unidas en Nueva York.
Dueño de una fisonomía peculiar –ojos caídos, acentuada calvicie y nariz prominente– este eslovaco de 56 años pronunció un discurso en perfecto francés que el equipo de abogados del Perú y Chile tendrían que aprenderse de memoria.
Tomka señaló que “el archivo de la Corte, abundante en delimitaciones, es elocuente: en su historia, unos catorce casos de delimitaciones marítimas han sido remitidos para adjudicación respecto a zonas marítimas localizadas en Europa de Occidente y Este, América del Norte y del Sur, incluido el Caribe, el Medio Oriente y África”.
Y recordó que “hay actualmente dos casos pendientes: la disputa territorial y marítima que opone a Nicaragua y Colombia, en la que la Corte inició sus deliberaciones en mayo último, y la disputa marítima entre Perú y Chile, donde la Corte celebrará las audiencias públicas el mes que viene”.
Dos semanas más tarde, el primer caso fue resuelto y removió una marea política.
Solo falta la demanda peruana.
Tomka explicó que “cuando maneja casos de delimitación marítima, la Corte no solo interpreta y aplica la norma habitual relevante para alcanzar resultados equitativos en disputas marítimas de contextos únicos, sino que también contribuye a una mayor unificación de las reglas relevantes aplicables a diferentes áreas marítimas y confirma al mismo tiempo su metodología para alcanzar esas soluciones equitativas”.
Traducción: los casos varían, los principios persisten.
Esta metodología es la que llama de “circunstancias equidistantes/relevantes” y privilegia la “noción que la delimitación marítima es formada e informada por el derecho internacional, en oposición a dejar a los Estados costeros libres a sus propios albedríos”.
La metodología combina la equidistancia con la reparación de inequidades que esta pudiera provocar, según las circunstancias. Tomka explica que la Convención del Mar es una referencia principal, pero con el correr de los años la Corte afinó su jurisprudencia e introdujo nuevos elementos.
Como se ha repetido, el caso Perú-Chile debería estar entre los más sencillos. No hay islas en disputa y el declive del zócalo continental es brusco, lo que facilitaría el trazado de la línea.
El debate jurídico consiste esencialmente en si los tratados de 1952 y 1954 son pesqueros o de límites, según lo que se establecería el paralelo defendido por Chile como la línea del límite. El Perú reclama una línea de equidistancia, respaldada por el derecho internacional consuetudinario, entre el paralelo y la proyección de las líneas de base peruanas (ver mapa).
De la lectura de ambos tratados y una revisión de las circunstancias en que se firmaron (ver notas siguientes) se desprende que los únicos objetivos eran los de regular la pesca y proteger los recursos de los tres países. Si bien el breve documento del 54 –ratificado 13 años más tarde por Eduardo Frei padre– se refiere al vuelo al “paralelo que constituye el límite marítimo entre los dos países”, lo hace para establecer una Zona Especial que evite el “resentimiento entre los pescadores”. Para Torre Tagle se trataba de un documento con fines administrativos.
Si bien la parte peruana reconoce que a lo largo de los años se han firmado una serie de instrumentos, una línea mencionada con propósitos jurisdiccionales no constituye un límite.
Postura que toma cuerpo en la sentencia fallada en el caso Nicaragua-Honduras (2007) y reproducida en la última semana:
“El establecimiento de un límite marítimo permanente es un asunto de mucha importancia y un acuerdo no se presupone fácilmente… Aún si hubiera habido una línea provisional que se hubiera encontrado conveniente por un período de tiempo, la misma debe diferenciarse de un límite internacional”.
Una fuente ironiza que “para los chilenos, el paralelo da la vuelta al mundo”.
Otro punto neurálgico es el llamado triángulo exterior que para el Perú es parte de sus 200 millas y por lo tanto es Zona Económica Exclusiva. Chile sostiene que se trata de alta mar.
En tercer lugar, y aunque no integra exactamente la demanda, pues se relaciona con límites terrestres, el Perú solicita que se confirme que el límite marítimo se inicia en la orilla, el llamado Punto Concordia, como lo establece claramente el Tratado de Límites terrestres de 1929, y no en el Hito 1, enclavado 264.5 metros costa adentro. La proyección implica una significativa porción de mar.
El equipo peruano repartirá en la Corte 60 copias completas de todos los documentos entregados. Tomka y sus colegas tendrán que abordar la demanda con las mismas armas jurídicas que vienen aplicando. En su discurso ante Naciones Unidas el jurista aseguró que “la jurisprudencia de la delimitación marítima ha evolucionado armónica y coherentemente en las dos últimas décadas”. Peligrosamente, la unidad del sistema jurídico global se enfrenta en la región a riesgos que parecían insospechados a estas alturas.

Reacción Colombiana

Los barcos de la Armada colombiana siguen apostados en el meridiano 82, el punto que según ese país establecía la frontera marítima con Nicaragua y que fue descartado como tal por el fallo que la Corte dio a conocer la semana pasada.

Desde la paradisiaca isla de San Andrés, hoy convertida en epicentro político, la ministra colombiana de Relaciones Exteriores, María Ángela Holguín, explicó que “los derechos que da la Corte, cuando los da, son derechos económicos, para pesca o exploración petrolera, entonces son aguas internacionales y las fragatas pueden estar en donde quieran, salvo en las 12 millas de mar territorial de Nicaragua”.
Por su parte, el mandatario nicaragüense Daniel Ortega anunció que su país ya había comenzado a ejercer soberanía en los 87 mil kilómetros de mar concedidos.
Holguín reiteró que “acabamos de conformar un equipo jurídico de internacionalistas que están mirando el fallo y los recursos que Colombia puede interponer ante la Corte”.
Paradójicamente, Santos confirmó que su gobierno analiza la posibilidad de retirarse del Pacto de Bogotá de 1948. Se trata del tratado americano de soluciones pacíficas firmado en esa ciudad y que invocó Nicaragua para dirimir su controversia en La Haya.
Pero cada vez se dejan escuchar más voces en Colombia en contra de una eventual medida con esas características. La respetada Universidad de los Andes acaba de publicar un estudio jurídico en el que el especialista Walter Arévalo concluye que la negativa a acatar el fallo “no solo implicaría la violación de una norma internacional, sino que enfrentaría a Colombia ante el sistema de las Naciones Unidas y la comunidad internacional”.
Bernardo Vela, de la Universidad Externado, adelantó que el proceso tomaría un año y que durante ese lapso, sin duda, Nicaragua denunciaría al país ante la ONU. La presidenta del Poder Judicial de ese país, Alba Luz Ramos Venegas, declaró que cabe la posibilidad “de acudir al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y pedir que se adopten las medidas necesarias para que se aplique el fallo”.

Consecuencias Internacionales

Un eventual desacato por parte de Colombia a la sentencia de La Haya podría acarrear duras consecuencias.
El martes 27, la Comisión de Comercio Internacional del Parlamento Europeo aprobó el Tratado de Libre Comercio entre la Unión Europea, Perú y Colombia, paso previo para la votación en el pleno de la Eurocámara en la primera quincena de diciembre.

Ha sido un largo parto de los montes –del que se desprendió el resto de la Comunidad Andina– que ahora corre el riesgo de ser cuestionado.
Y el Perú sería imprevista víctima de una posición de rebeldía insostenible ante la comunidad internacional.
Y las consecuencias podrían ir más allá.
El influyente periodista colombiano Enrique Santos, ex director del diario El Tiempo y protagonista de las negociaciones para el nuevo proceso de paz con las FARC, advierte que “hay que evitar que prospere en la sociedad colombiana el chauvinismo beligerante. Una actitud belicosa con Nicaragua podría frenar el compromiso de (Hugo) Chávez con el proceso e incluso a los cubanos”.
El presidente Santos, tan sagaz para marcar profundas diferencias con su predecesor y mentor Álvaro Uribe, se enfrenta ahora al serio desafío de calmar las aguas políticas de su país.

Mapa en Juego

En primer lugar, el Perú reclama una línea equidistante en la zona en disputa, entre el paralelo chileno y la proyección de las líneas de base peruanas.
La segunda demanda es la del llamado triángulo exterior que para el Perú es parte de sus 200 millas y por lo tanto es Zona Económica Exclusiva. Chile sostiene que se trata de alta mar.

También solicita la confirmación del inicio del límite marítimo en el Punto Concordia, como se establece en el Tratado de 1929, y no en el Hito 1 como pretende Chile. Concordia se encuentra en la orilla y el Hito casi 265 metros playa adentro.
Concepto repetido en la última sentencia es central: “El establecimiento de un límite marítimo permanente es un asunto de mucha importancia y un acuerdo no se presupone fácilmente”.



.......El Señor de los Milagros de Kearny, NJ.



Como sabemos la devoción  por el Señor de los Milagros ya ha trascendido las fronteras de nuestro país desde hace un buen tiempo.
En diversos estados de la Unión, donde predomina la inmigración peruana, existe organizadamente una representación de la hermandad, que disciplinadamente cumplen con toda las actividades propias de su fe.
En Nueva Jersey y específicamente la ciudad de Kearny,  tenemos una muestra de todo aquello que hemos  mencionado.
Nos queremos referir a la Hermandad del Señor de los Milagros de esta ciudad,  fundada el 7 de Agosto de 1997 y que desde esa fecha viene cumpliendo una loable labor dentro de la comunidad peruana y latina, manteniendo nuestras tradiciones religiosas con mucha dedicación.
Actualmente la directiva está conformada de la siguiente manera:
Presidente            :      Arturo A. Córdova
Secretario General:     César Hernández
Secretario de RRPP:     José Carrillo
Secretario de Actas:    Carlos Yarleque
Tesorero                   :    Oscar Pinto
Capataz General     :    Rómulo Miraval
Capataz                    :     Luis Horrutinier
Sub-Capataz            :     Carlos Bartesaghi
Según nos informó su secretario de actas, Carlos Yarleque, se viene realizando una novena que ha comenzado el pasado 27 de Setiembre y que culminará el 5 de Octubre, en la iglesia Santa Cecilia de Kearny. Igualmente nos manifestó que en la misma iglesia, el 6 de Octubre a las 07.00 pm, se llevará a cabo una misa en conmemoración del Señor de los Milagros; luego habrá una serenata criolla.
El domingo 7 de octubre se dará inicio a la procesión a la una de la tarde, partiendo desde la iglesia Santa Cecilia. Se dará un encuentro muy especial entre las andas del Señor de los Milagros y el Señor del Mar. Finalmente las actividades terminaran a las 7.30 pm con una misa en la iglesia Holly Cross de la ciudad de Harrison.
Queremos terminar indicando que la devoción por el Señor de los Milagros no solo se circunscribe dentro de la comunidad peruana, sino también, entre los hermanos latinos quienes asisten y participan con mucha fe a las diversas actividades programadas por la hermandad. Cabe mencionar que el  señor  César Hernández, miembro de la directiva, es del hermano país de Guatemala.

Vacaciones en la Argentina, entre Porcel y la represión de los años 70.




Por: Néstor Rubén Taype  

Después de darle algunas vueltas al tema finalmente decidimos fijar como destino para nuestras vacaciones  nada menos que  Argentina. Por alguna razón que no recuerdo no coincidimos en nuestra salida y  tuvimos que hacerlo en días diferentes, primero Oscar y luego yo. Me embarqué rumbo a Buenos Aires con escala en La Paz. Cuando arribamos a esta ciudad la tripulación nos comunicó que podíamos salir a la sala de espera del aeropuerto, pues la escala duraría aproximadamente una hora. Enfundado una chompa y una casaca bajé del avión y estando a mitad del camino al lobby del aeropuerto me quedé casi paralizado,  solo conocía el modesto y húmedo frio limeño, nada más.  Este era un frio de cero grados, aún desconocido para mí, regresé sobre mis pasos al avión sin voltear para nada, por miedo a quedarme congelado, daba gracias a Dios por vivir en Lima pensando que tenía el mejor clima del mundo.
Horas después estaba aterrizando en el aeropuerto de Ezeiza y al bajar me sorprendió ver un terminal aéreo viejo en relación al nuestro. Tomé un bus que llevaba a la ciudad y de allí al hotel que nos habían recomendado llamado “Roma”  Nos juntamos con mi compañero y empezamos a conocer la famosa y emblemática ciudad de Buenos Aires, que hasta antes de Perón , era considerada como una ciudad europea. En aquel entonces el tipo de cambio nos beneficiaba tremendamente era casi tres por uno, nos sentíamos millonarios. Pasada la primera noche, conocimos a unos estudiantes peruanos que nos animaron a cambiarnos de alojamiento, nos hablaron de una pensión donde ellos estaban y que nos salía súper barato, casi el diez por ciento de lo que estábamos pagando en el hotel. Así pues esa misma tarde nos mudamos a un edificio donde la dueña nos atendió amablemente y nos acomodamos en cuartos separados, compartiendo habitaciones con otros estudiantes. ¿Qué vemos primero? ¿Por dónde comenzamos?  Nos preguntamos,  los amigos nos recomendaron ir al teatro “Astro” donde se presentaban el “Gordo” Porcel y Alberto Olmedo, que eran los cómicos más famosos de Argentina y a quien solo habíamos visto a través de las innumerables películas que llegaban a Lima.
Pagamos nuestros tickets en primera fila para ver a este dueto de cómicos,  quienes conjuntamente con todo su espectáculo de chicas, aquellas vedettes que eran portadas de revistas y periódicos, presentaban el show  más espectacular que nosotros habíamos visto.  En una de las escenas aparece una actriz algo ya madura, llamada Ethel Rojo, el escenario estaba obscuro y solo una luz desde lo alto reflejaba su imagen, ella estaba en el suelo limpiando el piso, representando a una vieja ex bailarina, estaba vestida con un guardapolvo  gris y una bufanda amarrada en su cabeza – Aquí debuté hace muchos años- decia - este lugar fue la cuna de mi nacimiento como artista, este piso en la que ahora poso mis manos, fue testigo de mis mejores faenas como bailarina, aquí dibuje con mis pasos la historia de mi vida, conozco cada rincón de este teatro, donde hice realidad mis sueños de niña, de ser la vedette más famosa de la Argentina ¿y saben qué? lo recuerdo casi como si fuera ayer – terminó su speech con esa pronunciación acompasada, como si cantaran siempre un tango los argentinos. Las luces se apagaron por algunos segundos, hubo un silencio que retumbó el teatro y luego todo se encendió, la vimos vestida con sus mejores galas mientras aparecía una nube de bailarinas unas más bellas que las otras desfilando, escribiendo con sus cuerpos una bella coreografía. Inolvidable espectáculo al que regresamos una vez más.
Repartimos nuestros días en conocer el barrio del Boca, la avenida de los cines (cine continuado, todo el día) en la conocida avenida Lavalle, nombres con la que jugábamos como niños repitiéndolos y gritando a cada rato con el acento argentino, Lavalle, Irigoyen, Magallanes y  una que nos llamó la atención, la calle llamada Callao, al parecer en honor a nuestro puerto; y nosotros repitiendo, ¡Callao! ¡Callao! 
Saliendo un buen día del cine nos dimos de pronto cara a cara con Susana Jiménez y su pareja el boxeador  Carlos Monzón y nosotros, compadre la cámara, no la tengo, yo tampoco, puta que piña ya la perdimos.
 La curiosidad nos ganó y una noche fuimos a conocer la Estación, de la que nos habían hablado tanto y que no venía a ser sino la estación de trenes pero que tenia la particularidad, según nos había contado, de ser un punto de encuentro para engancharse con alguna de esas despachadas gauchas dispuesta a todo.  El primer incidente que tuvimos fue un día que estuvimos de compras cuando intempestivamente en la esquina siguiente de donde estábamos, se cerraron un par de cuadras y había muchos policías. Poco después los compañeros de cuarto nos contaron que había sido un operativo de las autoridades para dar con un grupo de la guerrilla llamados tupamaros, que hacía poco habían atentado contra un bus de la banda de música de la Casa Rosada. El comentario nos parecio algo lejano, distante y no le dimos mayor importancia ¿tupamaros? Querrán decir Túpac Amaru, decía yo.
Algo que no podíamos perdernos era ir al estadio y conocer la famosa “Bombonera” donde los peruanos empatamos con los argentinos y conseguimos los pasajes para México 70. Chequeamos las fechas de los partidos y escogimos  ver al  Boca Junios contra Independiente de Avellaneda, la razón era que el equipo rojo había contratado recientemente a dos peruanos para engrosar sus filas, Percy Rojas y Eleazar Soria. La verdad que estar allí fue inolvidable, nuestro estadio nacional era una iglesia al lado del bullicio, el movimiento y la pasión que le ponen los argentinos a este deporte.
Empezó el juego y a los dos minutos Independiente por obra y arte de Percy “Trucha” Rojas coloca el primer gol, con pase magistral de una de sus estrellas, Boquini. Casi gritamos de entusiasmo y digo casi, casi, sino era que nos dimos cuenta que estábamos rodeados de hinchas del Boca, que luego del gol gritaban…. “peruano boludo, hijo de p…vas a salir el camilla”  sin contar con los otros epítetos que seguían deslizando alrededor nuestro. Nos miramos y nos fuimos a los baños y una vez solos allí gritamos, casi susurrando…. ¡Goooool  carajo, goool!!  Finalmente Independiente ganó dos a cero, salimos disparados del estadio mientras escuchábamos los gritos de los hinchas, el llanto de los comentaristas en las radios y los cientos de policías montados a caballo cuidando que se realizara un retiro pacifico del público.
La última noche luego de realizar las compras de rigor nos fuimos a comer nuevamente la deliciosa parrilla argentina en un restaurante céntrico de la ciudad. Después de la cena pasamos a comprar algunas botellas de vino para seguir celebrando en la habitación de la pensión. Ya de madrugada y después de habernos consumido algunas botellas nos despedimos con Osquítar y cada quien para su cuarto.
Recostado  en mi cama aun saboreaba la cena, el aroma de la carne, el chorizo, el vino de casa y las bondades de esos deliciosos panes, todo parecía que estuviera todavía metido en mi cuarto.  El sueño ya me vencía y estiré mi brazo para apagar la lamparita que estaba sobre una mesita pero no la alcancé y me estiré un poquito más, ese esfuerzo adicional me hizo perder el equilibrio y caí pesadamente al piso. Solo atiné a sonreír, me sentía algo estúpido, de hecho el vino había realizado su trabajo. Como esos jinetes caídos del caballo me volví a montar a mi cama, no sin antes haber apagado la dichosa lamparita. Me acurruqué muy tranquilamente y así estuve unos minutos buscando desesperadamente el  sueño que la caída había lastimado.
Tenía la vista clavada en la puerta de mi habitación tratando de concentrarme en dormir cuando vi que lentamente la puerta comenzaba a abrirse.  Sorpresivamente  aparecieron tres personas una de ellas tenía una metralla, una suerte de los llamados FAL.  Allí en unos segundos pensaba que el vino había ido bastante lejos, si bien era cierto estaba algo embriagado, pero no tanto como para ver alucinaciones.  Instintivamente me senté en la orilla de la cama y me di cuenta que esos tipos eran tan reales como yo mismo y que recién se estaba dando inicio a la pesadilla. Uno de ellos se acercó, se sentó a mi lado y abrazándome pronuncio suavemente esa frase con ese tono cantadito que se me grabó como estampilla en el cerebro  ¿vos conocés a Roberto, el de la confitería? 

No conozco a nadie- le dije-   en realidad yo no sabía quienes diablos eran y pensaba  si eran “choros” o policías de civil, entonces quise ponerme de pie, pero el que tenía el arma me lo impidió diciéndome – no te movás  pibe -  Y nuevamente el que estaba sentado a mi lado volvió a preguntar ¿Estás seguro que no sabés  de quien te estamos hablando?  No, le repetí,  no conozco a ese tal Roberto. Uno de ellos salió de pronto y regresó después de unos minutos con un tipo esposado a quien tenía agarrado del cabello con la cabeza gacha, lo puso frente a mí, le dejó levantar la cara para mirarme y le preguntaron  ¿es él?  El melenudo, un fulano con cara de haber sido castigado duramente solo movió la cabeza negando conocerme.  El tipo que me preguntó por el famoso Roberto me dijo que me quedara en mi cama y no saliera de la habitación, luego todos se retiraron, escuche sus pasos bajando las escaleras hasta perderse en el silencio algunos segundos después. Como a los  quince minutos apareció Oscar a contarme su experiencia. Entraron a mi cuarto y me despertaron apuntándome con un arma en la cabeza compadre – me dijo, y  luego continuo – me hicieron algunas preguntas y luego felizmente  se fueron. Bajamos al primer piso a ver  a la señora dueña de la pensión quien tenía un fuerte hematoma en la frente,  ella  nos comentó que se trataba de militares que buscaban a guerrilleros. Recién comenzamos a atar cabos y recordamos el cierre de las cuadras de una noche anterior y de los llamados tupamaros, habíamos llegado a Buenos Aires y éramos testigos de una guerra interna, lo mismo que estaba ocurriendo en Chile y Uruguay. Felizmente ese mismo día salíamos a Lima, no podíamos ocultar que estábamos realmente asustados después de tan mala experiencia.  Teníamos veinte años de edad y al llegar a Lima se nos acabó el miedo y la verdad que contábamos la experiencia con cierto entusiasmo. No imaginábamos que un lustro después las hordas senderistas harían vivir esta experiencia a muchos peruanos. El viaje a la Argentina, finalmente  fue  inolvidable.
                    La foto del recuerdo con Osquitar frente a la Casa Rosada


EE.UU. TIENE EL MÁS ALTO ÍNDICE DE DESERCIÓN ESCOLAR





POR: HÉCTOR ROSAS PADILLA

Estados Unidos de América tiene actualmente el más alto índice de deserción escolar en el mundo. Y aquí no hay exageración ni el afán de dejar mal parado a este país, para el cual queremos generaciones mejor preparadas que puedan salir airosas en una economía global cada vez más competitiva.
         Al respecto, el Presidente Barack Obama ha manifestado que “El lugar de Estados Unidos de América como líder se encuentra en peligro a menos que hagamos un mejor trabajo en la educación de nuestros hijos… el relativo declive de la educación americana es insostenible para nuestra economía, insostenible para nuestra democracia e inaceptable para nuestros hijos”.
         La deserción se da en tal magnitud que durante los cuatro minutos aproximadamente que usted empleará en leer este artículo, cerca de ocho alumnos americanos abandonarán una escuela pública.
De acuerdo a un último informe, “menos del cincuenta por ciento de los estudiantes de secundaria, en l7 de las principales ciudades del país, se gradúa. A nivel nacional, más de millón de alumnos abandona, anualmente, la escuela”.
Y si damos un vistazo a las universidades, nos encontramos con otra triste realidad: la mitad de jóvenes que comienza a estudiar una profesión, no la termina.
“Estados Unidos de América ha descendido en una década, a nivel mundial, en número de graduados universitarios, del segundo lugar al puesto número once… Pese a contar con recursos sin par en el resto del mundo, hemos dejado que nuestras calificaciones se rebajen, que nuestras escuelas se desmoronen, que se quede corta la calidad de la enseñanza y que otros países nos superen”, ha dicho el Presidente Obama.
Para que nuestros muchachos ocupen puestos más meritorios, el Presidente Obama buscará mejorar durante su mandato todo el sistema,de la educación pre-escolar a la universitaria. Hará esto porque él piensa lo mismo que Ron Suskind, quien en su libro A hope in the unseen dice: “No hay otra manera de lograr que la educación superior ofrezca grandes oportunidades y mejores perspectivas sino es mejorando la educación secundaria”.
Es importante señalar que las consecuencias de la deserción escolar causan un gran daño a la sociedad. Los que abandonan el colegio “son dos veces más propensos al desempleo, tienen tres veces más posibilidades de ser pobres y ocho de terminar en prisión”.
¿Qué hacer para impedir esta deserción escolar y para que nuestros jóvenes reciban una educación que realmente les interese y les mantenga, hasta el final, en las escuelas? A saber, además de este problema que ha sido llamado “la epidemia silenciosa”, los estudiantes americanos están entre los peores preparados del mundo industrializado. Su cultura general es pobrísima, y da mucho de qué hablar su capacidad de lectura y escritura, incluso en individuos con un título profesional.
A saber, la capacidad media de escritura y lectura de los americanos, que oscilan entre los 16 y los 65 años, es “mediocre”, en comparación a otras 19 naciones industrializadas. Esto según un estudio realizado en el 2002 por la Universidad Johns Hopkins.
Por su parte, el político español Óscar Iglesias señala que actualmente hay en Estados Unidos de América más de seis millones de alumnos de escuelas secundarias y bachilleratos que leen muy por debajo de su nivel. Revela además que “una tercera parte de los graduados de secundaria no entran inmediatamente a la universidad. También que “casi el treinta por ciento de los estudiantes de primer año de la universidad tienen que tomar clases de enseñanza compensatoria en Ciencias y Matemáticas”.
¿Qué hacer para que nuestros jóvenes reciban una mejor preparación y pongan su parte para aprender más? ¿Qué hacer para que tomen conciencia del papel que les corresponde desempeñar en la sociedad?
Algunos padres culpan a los maestros por lo que está sucediendo con los jóvenes. Otros, a las escuelas, mejor dicho, al sistema educativo. Y otros, al entorno social. ¿Pero cuál es la responsabilidad de los padres en la educación de sus hijos?
Para nadie es una novedad que en este país el sistema educativo tiene muchos altibajos, por lo que necesita una buena reforma, pero una reforma en la cual se tenga en cuenta la implicación de los padres en la educación de los hijos.
Quién mejor que el educador Wayne Johnson, para hablarnos de este rol de los padres. Cuando él fue Presidente de la Asociación de Maestros de California  manifestó: “La participación de los padres de familia es decisiva para el éxito en la educación. Los maestros no podemos solos… La colaboración de la familia es vital. Los estudios demuestran que los niños se desempeñan mejor cuando los maestros y las familias trabajan en equipo para ayudar a los niños a aprender”.
El Presidente Obama lo ratifica ahora: “No hay programa o política que pueda sustituir a un padre o una madre que se preocupen por la tarea que sus hijos realizan en la escuela, que los ayuden con el trabajo que hacen en la casa, que apaguen el televisor y que les lean a sus hijos”.
Esta labor de los padres debe ser ineludible. Así lo consideramos los que, por tener en cuenta esta tarea, logramos que nuestros hijos terminaran la educación secundaria y siguieran una  profesión universitaria.
La incursión en la educación de los muchachos no garantiza que ellos se van a obsesionar con la universidad. Pero de lo que sí se puede estar seguro es que hay más posibilidades que esto ocurra.
Sobre esta importante tarea que los padres tienen que realizar en el hogar es que insisto en casi todos los artículos que conforman este pequeño libro titulado La educación y los hispanos en los Estados Unidos de América, algunos de los cuales, después de ser escritos y publicados en los últimos años en algunas revistas y periódicos, han sido ampliados y modificados
No me ocupo del sistema educativo americano en sí porque mi propósito es otro, y porque no soy un experto en cuestiones educativas. Los trabajos que realizo en este país nada tienen que ver con las escuelas y universidades.
Tampoco hablo de la situación económica-social de los muchachos por la sencilla razón que en el vasto espacio donde me muevo observo que tanto los hijos de padres pobres, como de los que están muy bien económicamente, abandonan la escuela. Y no es que quiera pasar por alto este aspecto o lo quiera desmerecer como una de las causas de la deserción escolar. De ninguna manera.
Al igual que el nivel educativo y cultural de los padres de familia, la desintegración familiar,  los maestros ineficaces y el ambiente en la escuela, entre otras situaciones, el factor dinero tiene bastante que ver, pero en muchos casos, no es determinante. Tal vez sea por eso que no todos los expertos lo toman en cuenta. Cierta parte manifiesta que los muchachos abandonan la escuela porque el sistema escolar no les agrada. Y hay quienes sostienen que se debe a la falta de motivación.
Aunque no hay que olvidar que “la deserción escolar entre los hispanos radica también en la pobre participación del padre de familia en la vida académica de sus hijos”, tal como lo sostiene Pedro Noguera, graduado de la Escuela de Educación de la Universidad de Harvard.
Porque en gran medida estoy de acuerdo con este graduado de la más famosa universidad de E.U.A. es que abundo en este rol de los padres hispanos. Y porque lo que más observo en mi comunidad es la falta de participación de la mayoría de ellos en la vida escolar de sus hijos y un gran desinterés de gran parte de los muchachos por la educación, a tal grado se dan estas dos cosas, que entre las minorías los hispanos somos los que tenemos el más alto índice de deserción escolar, y los que contamos con el menor número de profesionales.
“Abandonar los estudios de secundaria ha dejado de ser una opción. No cuando el número de deserción escolar se ha triplicado en treinta años. No cuando los no graduados cobran la mitad que un diplomado universitario. No cuando los estudiantes hispanos abandonan en mayor proporción que cualquier otro”,  ha dicho el Presidente Obama.
Pero no vayamos a pensar que sólo Estados Unidos de América está seriamente preocupado por la deserción escolar, debido a que genera elevados costos sociales y privados. Casi todos los países del mundo lo están, ya que este problema se está dando a nivel mundial, en unos lugares más que en otros. Por ejemplo, América Latina tiene tasas muy altas de deserción escolar.
Mario Gómez Jiménez, de la Fundación Restrepo Barco, manifiesta que “Hacia el año 2000, cerca de 15 millones de jóvenes de América Latina, de entre l5 y l9 años de edad, de un total de 49,4 millones, abandonaron la escuela antes de completar los l2 años de estudio. 70 por ciento de estos jóvenes lo habían hecho antes de terminar la educación primaria, o una vez acabada la misma”.
Acerca de las razones de la deserción escolar en América Latina, transcribo lo que escriben en la Revista Iberoamericana de Educación dos expertos de la CEPAL, Ernesto Espíndola y Arturo León: “La insuficiencia de ingresos en los hogares y los diversos déficit de bienestar material  de los niños y adolescentes de estratos pobres constituyen factores decisivos para la mayor frecuencia de retraso y de su abandono escolar, si lo comparamos con los de hogares de ingresos medios y altos”. (Del libro “La educación y los hispanos en los Estados Unidos de América” que es materia de estudio en Colombia, México y Puerto Rico).


HÉCTOR ROSAS PADILLA (Cañete, 1951). Estudió periodismo en la Universidad de San Marcos de Lima. Es autor del poemario CUADERNO DE SAN FRANCISCO (2009), y del libro de ensayos LA EDUCACIÓN Y LOS HISPANOS EN LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA (2010).
Es miembro del comité editorial de la revista literaria peruana SOL & NIEBLA que dirige el poeta Juan Carlos Lázaro. Actualmente radica en California.

"Fiebre" Ganador de El Cuento de las 1,000 Palabras de Caretas.


Fuente: www.caretas.com.pe
El Viejo Asakabi mascó el sabor del té que contaminaba sus pensamientos aquella tarde, y demoró su mirada en las flores del ajo encadenadas a la hierba irregular. Debía llevar el agua a su choza, donde su mujer lo esperaba, y acercarle el pocillo con arroz a la boca. Ella era más vieja que él y se había vuelto una mujer inútil. Ya ni siquiera podía juntar las ramas de los árboles vencidos por la muerte, ni encender una hoguera que los mantuviera calientes por la noche. Permanecía postrada sobre unas esteras desde hacía un año, y unas llagas purpúreas decoraban su lengua. Con lo cual no podía hablar, y el viejo Asakabi se sentía muy solo, a pesar de la persistencia del canto del cuco.

Aquella tarde las fuerzas lo abandonaban y una sensación de frío le acariciaba el cuerpo entero con finos dedos. Tanteó su frente y sintió brasas. Pero debía ir por agua para tomar el té y asearse.
Mientras observaba las flores del ajo recordó cuando el pueblo resplandecía, como ahora lo hacía la ciénaga de junto a su choza, aunque el día no fuera especialmente soleado. Recordó la juventud de su mujer; la imaginó cortando crisantemos prematuros, que abrían su olor durante la noche y perfumaban los sueños. Ahora su pueblo era el pellejo sediento de un animal que se negaba a morir en medio del desierto.
Un silencio más perfecto ni en la cima del Kurobane, se dijo. Aunque quizá me haya quedado sordo, pues el cuco... Sin embargo, el peso de los cántaros que balanceaba en sus hombros lo venció, y el agua buscó a la tierra y pronto desapareció en ella. ¡No respetas las canas de este viejo!, dijo, agitando un puño contra el cielo. Giró sobre su pie izquierdo, resignado a tener que regresar al río, pero el fango que se había formado y la torpeza de sus movimientos lo hicieron resbalar. Sus débiles músculos cedieron y empezó a derrumbarse sobre su espalda, muy lentamente: era como la flor de un duraznero que nadie ve caer en el bosque. Entonces, sintió que su hijo se acercaba, velozmente, hacia él, como si siempre hubiera sabido que en ese preciso instante iba a caer.
—¡Una carpa, papá! ¡Picó una carpa colorada!
Asakabi se había adormecido bajo la sombra del árbol. Vio la enorme silueta del pez haciendo ochos bajo la túnica del río, aún antes de despertar por completo. El sol está tan vertical que no dejaría escama sin encender, había pensado mientras frotaba sus ojos. Parecía que bajo el agua era de noche, y el pez simulaba una antorcha de papel de seda con que jugaba una diosa submarina. La vara de bambú de su hijo se encorvaba peligrosamente; soltó la suya y anudó sus brazos al pecho de Senju, justo cuando parecía que el pez lo iba a lanzar a la corriente. Lo mantuvo aferrado a sí, mientras los pies de ambos se fijaban en las penúltimas piedras de la ribera. El más pequeño descuido los hubiera condenado a caer al agua y se hubieran ahogado irremediablemente. Asakabi no era precisamente un buen nadador y le temía al agua, aunque jamás se lo había confesado a su hijo. Por eso nunca se internaba en el gran lago situado detrás de las montañas a pescar en barca, como lo hacían todos en la provincia.
La ribera iba adelgazando cada vez más y las piedras se hacían redondas y resbalosas. Le susurró a Senju que olvidara al pez, que mañana lo volverían a intentar y traerían una vara larga para apalearlo de lejos. Pero las manos del niño parecían no entender; a pesar de la aspereza del bambú y los esfuerzos del animal por librarse, Senju forzaba sus manos con necedad, aunque esto lo lastimara y le hiciera llorar. Asakabi intuyó las lágrimas de su hijo; sintió un orgullo afilado que hizo trizas sus temores en un instante, y deseó que Senju siguiera luchando, aunque sus manos empezaran a descarnarse.
Todavía ensimismado, pensó en el bello animal ya terminada la batalla; creyó verlo estremeciéndose sobre la hierba, mudo, pero no silencioso, paladeando su ahogo con las branquias abiertas como dos sombrillas escarlatas, mientras no se desvestía de su resplandor ni aún después de varios días. ¿Era posible llevarlo en el mismo bambú con que lo habían pescado y mostrárselo, satisfechos, a su esposa?
Pero, entonces, el pez se sumergió en el aire; se tomó nítido por unos instantes para los ojos de Asakabi y de su hijo. Era cierto: las escamas resplandecieron como un cuchillo que aún no ha conocido a su víctima. La cola del pez remó en dirección contraria, y antes de volver al agua los salpicó con una lluvia invisible que consteló sus ropas.
Y eso fue todo.
Luego, el cordel se quebró, como si siempre hubiese sido de arena.
A pesar de seguir cayendo, el viejo Asakabi sintió el abrazo de Senju.
—Senju, hijo, cuánto tiempo...
La mano del hijo le cubrió la frente, y advirtió la fiebre. Y su mano se convirtió en nieve y le alivió un poco. Pareció reconocerse en los ojos de su padre y volver a un tiempo imposible, en el cual padre e hijo tienen la misma edad, y pueden pensar al unísono y ser la misma persona.
—Has crecido, Senju... te pareces tanto a mí.
Senju cerró los ojos; fue como cuando un río cierra los ojos y ya no es más el cielo. Al viejo le llegó la imagen intacta de una tarde de pesca, cuando ya todo andaba cerca.
—¿Recuerdas esa carpa que casi atrapamos, hijo? Es decir, tú solamente... Debió habérsela comido un oso, río arriba, ¿verdad, hijo? ¿Verdad...?
Senju no respondió. El viejo quiso aferrarse a sus brazos, pero cayó de todas formas. Mientras caía se iba deshaciendo como polen atrapado en la luz de una ventana. Si no las hormigas habrían enterrado su cuerpo junto a las flores del ajo que no volvería a ver jamás. (Por: Cristhian Briceño)



Primer Premio.- Cristhian Briceño se inspiró en la forma de poesía tradicional nipona ‘haiku’ para crear el cuento “Fiebre”. Admira a Kobayashi Issa y Oshima Ryota.

JOVEN PERUANA ES ACEPTADA EN SEIS UNIVERSIDADES DE E.U.A



Por: Héctor Rosas Padilla

Por su alto rendimiento durante los años que estudió la secundaria, la joven peruana Stefany Acosta ha sido aceptada en seis universidades de los Estados Unidos de América, entre las cuales figura la famosa Universidad de Davis.
Stefany, quien estudió la secundaria en la Clayton Valley High School de la ciudad de Concord, California, se graduó recientemente con honores, y entre los importantes reconocimientos que mereció, por su gran dedicación a los estudios, destaca un diploma firmado por el Presidente Barack Obama. Es la segunda vez que recibe un diploma procedente de la Casa Blanca.
Su puntaje es de 4.67, mucho más del 4.00 que equivale a una A, y un poco menos del 5.00 que es lo máximo que se puede obtener en una escuela de E.U.A.
Pero no debe sorprender que esta joven peruana se haya graduado con honores. Ella, desde antes de llegar a este país, cuando vivía en Lima, ya era una chica que empezaba a descollar en la escuela. Fue la mejor alumna de su salón cuando estuvo en el tercer año de primaria.
Una vez aquí, en California, se hizo el propósito de seguir “dándole duro” a los estudios, para llegar a tener una profesión y retribuir, de esta manera, los esfuerzos de sus padres para que ella vaya a la escuela y nada le faltara. Los resultados por su espíritu de superación han sido muchos. Habla tres idiomas: español, inglés y el francés. Asimismo, las paredes de su dormitorio están cubiertas con los diplomas que fue recibiendo mientras estudió la secundaria. A estos premios hay que agregar que está en la lista del CALIFORNIA SCHOLARSHIP FEDERATIONS.
Stefany tiene 17 años y es hija de Jorge y Jeny Acosta, originararios de la provincia de Rodríguez de Mendoza, departamento de Amazonas. Su gran sueño es estudiar medicina en University of California, San Francisco (UCSF). Pero antes, ella tiene que hacer su bachillerato, durante cuatro años, en una de las seis universidades que están prestas a recibirla como alumna.
Al preguntarle a esta joven peruana cómo hizo para obtener ese puntaje de 4.67, su respuesta fue: “porque llevé cursos extras que son bien difíciles, cursos a nivel de college. Porque estoy convencida que querer es poder. Y porque conté con la ayuda de mis padres en todo sentido”.
¡La participación de los padres en la educación de los hijos! Muy interesante lo que me dijo esta futura doctora. No quiero terminar esta nota periodística sin antes reproducir párrafos de uno de los ensayos, sobre este tema, que figura en mi libro La educación de los hispanos en los Estados Unidos de América, publicado en Lima por la editorial SOL&NIEBLA.

“La Educación de los niños debe empezar en el hogar y continuar en la escuela, o sea que los padres deben ser los primeros maestros y no los vecinos o los compañeros mayores de nuestros hijos, mucho menos esa caja de imágenes y sonidos llamado televisión.
No se debe procrear un hijo para que sea uno más en el hogar o una estadística en la sociedad, sino para que participe en el progreso de la familia y la comunidad y, de esta manera. Justifique su existencia. Y esto es casi seguro que se logrará con una buena educación impartida en la casa y en la escuela.
Por esta razón es muy importante que los padres desempeñen, lo mejor posible y a la medida de sus posibilidades, su papel de primeros maestros.
“La responsabilidad directa de los padres, durante los primeros años de la escolaridad, es una de las herramientas más eficaces con las que cuenta el director”, asegura Casey Carter en su libro NO HAY EXCUSAS.
Pero no pensemos que hay que ir desatendiéndonos de ellos a medida que vayan teniendo más edad; al contrario, es cuando debemos estar más presentes en sus vidas. Y es cuando debemos estar más en contacto con sus escuelas y colaborar con sus maestros, ya que si les damos una mano a éstos, sus logros serán mayores.
Los estudiantes no solamente tienen un mejor rendimiento, sino que hay más posibilidades que concluyan la escuela secundaria y piensen en la universidad cuando los progenitores están atentos a su educación. Estas posibilidades disminuyen cuando los padres sólo viven para el trabajo, dejando únicamente a las escuelas que realicen su difícil tarea.
La educación de los hijos debe ser la mayor preocupación de los jefes de familia. Pero parece que esto no se está teniendo muy en cuenta en nuestros días, porque cada día es mayor el número de muchachos que al no encontrar en sus hogares interés por su educación, dejan a un lado los estudios.
Una cantidad de estudios muestran que la participación de la familia juega un papel decisivo en el éxito o fracaso de los estudiantes. Sin embargo, hay quienes no piensan así, por ejemplo, Casey Carter. Él sostiene que “la baja participación de los padres no es una excusa para el mal desempeño académico… Lo cierto es que una escuela no puede mejorar mediante la simple participación de los padres en el sistema educativo”.
Definitivamente no estamos de acuerdo en este aspecto con el citado autor. La realidad demuestra otra cosa. Si queremos que los niños lleguen a tener una excelente educación, es necesario que los padres, así no tengan una buena preparación académica, traten de alguna forma de ser sus primeros maestros. Hay muchas maneras de ayudarlos. Y si queremos que nuestros jóvenes vean en los estudios la llave del éxito es necesario que los hogares sean las primeras escuelas. De no ser así, los hombres del mañana se encontrarán en cada esquina con otro tipo de escuelas y otra clase de maestros que les hablarán de todo, menos de superación personal”.


HÉCTOR ROSAS PADILLA (Cañete, 1951). Estudió periodismo en la Universidad de San Marcos de Lima. Es autor del poemario CUADERNO DE SAN FRANCISCO (2009), y del libro de ensayos LA EDUCACIÓN Y LOS HISPANOS EN LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA (2010).
Es miembro del comité editorial de la revista literaria peruana SOL & NIEBLA que dirige el poeta Juan Carlos Lázaro. Actualmente radica en California.

Munich


Nos dio las ocho de la noche y tal como habíamos acordado estábamos los tres marcando nuestras tarjetas saliendo juntos con rumbo a tomar unas “chelas” en el Múnich. Este conocido bar se encontraba en la calle Belén, muy cerca de la Plaza San Martín, donde estaba la Oficina de Pasajes y Reservaciones de Faucett.
Luego de salir muy apuraditos cruzamos la avenida Colmena, la pollería Branza y después el cine Colón, camino a lugar comprometido.
Llegamos y bajamos las escaleras estrechas de este bar hasta llegar a una de las mesas en la que nos acomodamos. En aquella época el Múnich era un lugar muy frecuentado por  muchísimos turistas que paseaban por el centro de Lima, especialmente los mochileros.
Ya sentados los tres nos miramos y empezamos a sacar cuentas de cuánto dinero teníamos, luego de contar el sencillo hicimos el cálculo que nos alcanzaría para una rueda de chops por lo menos.
Un mozo muy solícito se acercó a tomar nota de nuestro pedido imaginando quizás que aquellos tres jovencitos que no pasaban de los veinte años y vestidos correctamente con terno azul y camisa blanca, podrían dejarle una buena propina.
Julito con mucha cortesía pidió tres chops para la mesa indicándole que posteriormente haría el pedido de la comida.
La primera rueda se evaporó en un minuto y sirvió solamente para calmar algo de nuestra desesperada sed por probar aquella cerveza, dícese alemana.
Terminada la cortísima ronda nuevamente pedimos la segunda, seguíamos conversando de todo y aunque sabíamos que ya estábamos en deuda y volando con la cuenta, nadie tocaba el tema y continuamos con la fiesta; al fondo escuchábamos al pianista tocando un conocido bolero de la época.
Mientras seguíamos pidiendo más del bendito licor, nuestra preocupación iba en aumento, como también iba en aumento nuestro estado etílico, el que terminó finalmente por imponerse.
De pronto Julito se puso de pie y nos dijo – muchachos me disculpan un momento por favor- porque así era Julito siempre cortés y muy atento.
Nosotros pensamos que iría al baño pero él se acercó al pianista y desde nuestra mesa vimos que conversaban, entonces  levantó la voz y dijo - maestro en re-mayor por favor.
Luego de una excelente introducción por parte del pianista Julito comenzó a cantar... “Clavel marchito del ensueño……… que me enseñaste a querer, dile a quien fuera tu dueño……..”  Escuchamos entusiasmados el bellísimo vals de la guardia vieja tan bien interpretado por nuestro amigo.
Seguidamente continuó con otro vals y remató con la marinera  "Adiós San Miguel de Piura" entonces la pista de baile era un loquerío los mochileros con sus parejas bailaban como podían y nosotros igual saltando con ellos.
Regresamos a nuestra mesa y celebramos la buena voz de Julio, un muchacho que a esa edad lejos de ligarse al rock de moda, prefería cantar los viejos valses limeños.
De pronto interrumpió nuestra mesa un caballero ya entrado en tragos y en años, quien luego de saludarnos le pidió a Julio que le interpretara el vals “ El Espejo de mi Vida”
Éste se acercó nuevamente al maestro y luego de ponerse de acuerdo en la nota, interpretó el vals con mucha emoción y sentimiento.
Aplaudimos a rabiar como todos lo hicieron, Julio regresó con nosotros pero acompañado de una tremenda fuente de lomito al jugo con sus respectivos panes, delicia que terminamos en minutos.
Nos dieron como las tres de la mañana cuando apareció nuevamente el caballero ebrio que pidió el vals. Entonces nos dijo para nuestra sorpresa algo así como –jovencitos todo está pagado - Oscar y yo nos miramos felices de la noticia, pero no esperábamos que Julito dijera - no señor, por favor no se moleste fíjese que no es para tanto. Allí se nos fue la borrachera y lo mirábamos desconcertados, finalmente muy formal Julito aceptó la cortesía del caballero ebrio y a nosotros nos regresó la borrachera de alegría.
Salimos muy mareados y nos detuvimos en la esquina para contar nuestras monedas pero a esa hora ya no había micros, no recordamos como llegamos a casa, pero llegamos.



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