Las Agencias de Viajes y Algunas Memorias (I)



No hay espacio, lista de espera, ya te dije que no hay cupo, el vuelo esta full. ¿Por favor podrías reconfirmar dos Gonzáles para mañana en el primer vuelo al Cusco?
¿Puedes chequear cinco Jones a Juliaca para este domingo? – claro que si, pero podrías pronunciar los apellidos en inglés, please. ¿Cómo que esta lleno? Por favor no sea malito el pasajero quiere regresar esta noche en el 302, dice que esta sin plata.
¡Cancelada la reserva, figura cancelada, no puede ser!
¿Tienes un Arequipa para mañana? Ya sabes es para el pesado de siempre y si no le confirmo no quiere colgar.
El nombre es Mariela ¿Cómo dices que mejor me deletreas el apellido? Ok adelante, T A R A D A bien Mariela Ta.ra...da, que payaso eres, no pues no me hace gracias tu chiste y voy a colgar, adiós.
Son las frases mas pintorescas que recuerdo cuando atendíamos los teléfonos de reservaciones allá por años 70.
Tengo los mejores recuerdos de mi paso por la Aviación Comercial en una legendaria y gloriosa compañía llamada FAUCETT Y también por su puesto la convivencia con los agentes de viajes, estos incansables trabajadores de la industria sin chimenea.
En esta década de los 70’s conocí a mucha gente de este medio que eran pues contemporáneos conmigo, no teníamos ni veinte años.
Recuerdo a un grupo de jóvenes que se encargaban de captar a los turistas en el aeropuerto. Se hacia esto por que las agencias que tenían lo que se denomina Turismo Receptivo, no absorbía todo éste trafico. Bajo esta modalidad se iban al aeropuerto a captar a los turistas que no tenían un paquete previsto y luego “in situ” le hacían los arreglos para venderles tours ya sea Cuzco o Iquitos o ambos y si era posible otros destinos mas.
La otra forma era recibir el dato de algún contacto en el Hotel donde se alojarían los turistas para luego ellas abordarlos y hacer la venta respectiva.
Era un trabajo duro que no tenía horario y la rutina del aeropuerto a los hoteles era cosa de todo el día una opción que muchos tomaron para comenzar en este negocio. Pero los muchachos y chicas que se iniciaron bajo esta modalidad, estaban muy bien preparados. La mayoría egresados de la Escuela Nacional de Turismo de esa época, salían con su titulo en la mano y hablando Ingles y Frances perfectamente (si no me equivoco, idiomas obligatorios que exigía la Escuela para graduarse)
Otros comenzaron siendo simples empleados o mensajeros que muy jovencitos hacían sus prácticas en las agencias de viajes ya establecidas y luego con el tiempo ganaban la suficiente experiencia para ascender en este negocio.
Luego ya vendido el tour, los pasajeros eran derivados a los operadores en provincias para su respectiva atención, como se sigue estilando hasta ahora.
Pero recuerdo particularmente a un agente que lo apodábamos “Papo” era cusqueño y en una oportunidad cuando coincidimos en un bar del Cusco, en esas noches eternas que como Nueva York no duerme, me contaba sus inicios.
- Hermanito - me decía – Ya desde las doce de la noche teníamos que estar trepados de la ventanilla donde se vendía los tickets para el tren de Macchu Pichu, prendidos de las rejas hermano, se nos frisaban los dedos pero no nos movíamos, el tour se tenia que cumplir.
“Papo” continuaba con sus anécdotas y recuerdos de esos episodios que seguramente le eran imborrables y que le sirvieron con el tiempo para tener su propio negocio.
Una vez que llegando a Cusco en viaje de comisión, tenia que entregar unos sobres a un agente de viaje que acompañaba a un colegio, encargo que recibiera de su agencia en Lima.
Pasando por la Plaza de Armas lo encontré en un restaurante y luego de abordarlo y entregarle los sobres nos quedamos conversando y me di cuenta que casi no hablaba, más bien balbuceaba.
Finalmente el muchacho me dijo – compadre tengo los labios recontra resecos, casi están cocinados, te juro que no sabia que esto pasaba aquí, recién alguien me aviso que tengo que conseguir una crema para los labios o vaselina, no voy a comer cebiche por una año y se tapó la boca con las manos para reírse. Ya estaba tres días en el Cuzco y aun tenia que pasar hacia Arequipa, acompañando al colegio por dos días más pues yo le traía la mala noticia que no había relevo y él tenia que continuar.
Este jovencito limeño, primerizo en estas lides y estudiante universitario a la vez era Dante Valenzuela, que muchos años después seria presidente del APAVIT (Asociación Peruana de Agencias de Viajes y turismo)
Cuando nuestro local de Faucett estaba en la Plaza San Martín los agentes de viajes venían diariamente a nuestras oficinas, dejando sus cartas solicitando cupos para sus clientes y también para reconfirmar sus pasajeros o dejar sus listas cuando se trataba de grupos.
Quizás los que llegaban con mas continuidad eran los de Lima tours ya que sus oficinas quedaban muy cerca a la nuestra. Para muchos de sus agentes esta agencia resultó ser una suerte de escuela y creo que en aquel tiempo la mejor.
Así llegaba con mucha frecuencia un jovencito rubio muy alto y delgado y era vox populi la fama que tenia ya desde esos tiempos de ser un genio en marketing turístico y le auguraban en el medio un gran futuro y corta permanencia en Lima tours, su nombre: Salomón pero mas conocido como “Sammy” Niego.
La camaradería entre las líneas aéreas y las agencias de viajes era muy familiar y era una convivencia diaria. Habían agencias que tenían sus preferencias por Aeroperu y otra por Faucett, creo que había mercado para ambas.
Las invitaciones para las fiestas organizadas por las agencias de viajes en aquellos años era el más atractivo pues aunado a nuestra juventud hacia que el entusiasmo sea doble. Estas se daban ya sea en el mismo local de la agencia, en una discoteca o en algún hotel de moda en aquellos años, como el Crillon o el Sheraton.
Recuerdo a un agente llamado Aníbal Clavijo, el “gordo” como lo llamaba era un amante de los pescados y mariscos y visitábamos los lugares de moda de aquel tiempo, como una cebicheria ubicada en Barranco frente a la Plaza Butters, donde deleitábamos unos buenos ceviches. Era un disciplinado contador de una agencia de viaje en San Isidro, además operadora de un albergue turístico en Puerto Maldonado, la agencia era propiedad de un conocido empresario peruano.
A pesar de las crisis en los ochentas las agencias de viajes no se amilanaron y seguían apareciendo en el escenario turístico. Normalmente nacían de la separación de los socios que se apartaban para crear su propio negocio. También del mismo personal de las agencias, que ya con la experiencia ganada se atrevían a apostar por una nueva opción, la de su propia agencia. (……..continuará)

Poemas de Roger Santiváñez


ROGER SANTIVAÑEZ (o "el último poeta maldito") es uno de los más importantes vates peruanos. Libro que publica levanta una gran polvareda y hace noticia en los mundos culturales, por los temas que aborda y por su manera de tratar, a veces irreverentemente, al lenguaje. Nació en Piura y ha vivido preferentemente en los infiernos deslumbrantes de las grandes ciudades. Es autor de muchos libros y algunos de sus poemas han sido traducidos a varios idiomas. Ha leído sus versos en Cuba, Estados Unidos, Canadá, Francia, España, Argentina y México. Actualmente es profesor de español en Saint Joseph's University en Filadelfia. (Héctor Rosas Padilla)


Plegaria


Amo tu sonrisa de rosa sobre mí
Moviéndote eres un mar devastador
Que posee entera paradisíaca luz

En la penumbra densa & ligera
Brillas como del firmamento
La más lejana estrella sur

Monte deleitoso me das el dulce estilo
Ahora que el aire es leve brizna q’se mueve
y me abre las compuertas del deseo

Un ansia enferma mi corazón esmalta
Como a los arrozales el surtidor alcanza
O la neblina ciega el amanecer en Lima







Aganipe

Esmeralda superficial cubre los cuatro
Puntos cardinales mi visión amplía se remonta
Utópica horizonte alucinado & el viento preci

Pita cadencia recurrente en mis oídos gigan
Tesco caracol a través del salino perfume el
Chapoteo feliz de rizada niña rubia por

La ingrávida sinrazón oh silueta cuántica
Adhiere espejos a millares bajo el sol candente
Ilumina a forro amanecer andino truqueado

La gaviota se pasea en mi delante & el dueño
Del ritmo sigue interpretando su canción inmóvil
Incesante marea que aluniza en el poema

Y lo derrite





Hipokrene

Repisas acuosas una tras otra surcos cobalto
Alfombras de espuma sucesivas brinca barroca in
Vasión atropellándose deglusión ourobórea máquina

Montubia albo impecable avanza & se resaca en
Ondular insomne su voz forjada al viento se re
Tuerce & superpone en infinita & alocada melódica

Rítmica reiterativa indescifrable rumores redi
Vivos redoble de tres tiempos helados en la ele
Vación que rápidamente se deshace renaciendo

Estruendo rock otra vez inusitada suavidad
Al llegar a su final despliega brevísimo silencio
De nuevo atravesado superpuesto recomienzo es

Cuchar nunca va a acabar


.....Tantas veces Chiquian


Por: Néstor Rubén Taype

Me levanté una mañana muy temprano a desayunar para ir a la escuela, era mi primer año de secundaria si mal no recuerdo. Llegué al comedor y estaban todos lo primos allí juntos alrededor de la mesa en total eran nueve, siete varones y dos mujeres. Desde el primo mayor Willy pasando por los gemelos que yo siempre confundía los nombres mas el último  bebé a quien llamábamos Pocho.
Cada quien tenia una función especifica como poner la mesa colocar los platos en orden y luego proceder a servir los respectivos desayunos. Una vez terminado cada quien seguía con la tarea asignada como lavar las tazas, platos y guardarlos ordenadamente.
Era Chorrillos del 67 ¿el lugar? La nueva Urbanización Los Laureles en la que el tío Víctor había comprado un chalet para instalarse definitivamente en Lima, luego de su prolongada estadía en un lugar llamado Chiquian nombre que yo había escuchado repetidas veces de labios de mi madre desde que había tenido uso de razón.


Ese año mi familia mudó de Las Delicias de Villa hacia el centro de Lima y yo estaba matriculado en el Colegio que después seria la Gran Unidad Escolar José de la Riva Agüero a cursar mi primer año de secundaria. La distancia desde mi nueva casa a Chorrillos era bastante lejos y mi madre hizo los arreglos con la tía Teodora para quedarme durante este primer año escolar en su casa de Chorrillos.
Tengo los mejores recuerdos de esa época en la que nos divertíamos con todos los primos jugando pelota, trepando el Morro Solar y bajando a la playa Agua Dulce.
El primo Hugo era el segundo de la numerosa familia y que yo además de convivir en la casa de los tíos, lo veía diariamente en el Riva Agüero donde ambos estudiábamos, yo iniciando la secundaria y él terminándola.
Por cuestiones de afinidad en la edad Hugo mantuvo mucha comunicación con mi hermana y así a pesar de la distancia y las esporádicas veces que nos vimos, supimos siempre de sus andares como cuando ingresó en 1969 a la Escuela Militar de Chorrillos donde hizo una brillante carrera militar, alcanzando el grado de Coronel del Ejercito Peruano.
Pero el primo nunca olvidó su paso por este lugar llamado Chiquian donde seguramente guardaba los mejores recuerdos de su niñez y adolescencia. A pesar de tantos años en la capital no opacaron ningún detalle de lo vivido en este pueblo enclavado a 3390 m.s.n.m. y del que nunca se desligó.
Él, hace unos años publicó un libro titulado “30 DE AGOSTO EN EL PUEBLO DE CHIQUIAN”
Donde ha hecho un serio y excelente trabajo de investigación sobre este maravilloso lugar describiéndolo todo, desde su reseña histórica pasando por sus costumbres, tradiciones, pintorescos lugares, sus comidas típicas y toda la parnefalia que compone la celebración de sus fiestas, especialmente la del 30 de Agosto día de Santa Rosa Patrona del pueblo.
Tuve la suerte de conocer Chiquian a los diecisiete años justamente para la fiesta de Santa Rosa y logré disfrutar de toda la celebración incluida una corrida de toros y danzar alrededor de la plaza, además de conocer a la numerosa familia de mi madre.
Ojear y releer nuevamente este libro desde esta parte del mundo nos trae a la memoria numerosos recuerdos que de pequeño escuchaba sobre la vida y las costumbres de la tierra de mi mamá.
Ya me era familiar escuchar hablar sobre Luis Pardo y sus aventuras de bandolero que robaba a los pobres para dar a los ricos. Saber que la tía Veneranda Pardo era unas de sus numerosas hijas atribuidas a este icono chiquiano. Frases como Rumiñahui, Pallas, Mayordomos, Mayoralas, me sonaban cercanos, también los apellidos como Ñato, Bracale, Aldave, Gamarra siempre llegaron a mis oídos con mucha continuidad por los relatos que tantísimas veces contaba mi madre sobre la fiesta principal del pueblo.
Y aunque el libro no hable esto, también recuerdo los cuentos de “aparecidos” y “fantasmas” que mis hermanos le pedían a mamá que cuente, especialmente en las noches y que ella comenzaba diciendo “…. Una noche en la hacienda de fulano de tal se le apareció una mujer muy bella a un caminante…..”  yo y mis hermanos estábamos trenzados, casi trepados sobre mama, metidos en su cama escuchando atentos la misteriosa historia que ya sabíamos que el final nos iba poner los pelos de punta.
El libro, además de describir detalladamente, como hemos explicado líneas arriba, todo sobre Chiquian, va acompañado de una colorida y variada cantidad de fotos que realmente resalta cada página y nos sumerge prácticamente a ser protagonista y estar allí en el mismo pueblo disfrutando de sus bondades.
Entonces al ver algunas fotografías me recuerda la imagen del tío Alico Calderón, el viejo tío que era como el tronco de la familia con su viejo saco y su típico sombrero, así algo barbado y que aún logré ver como desgarraba con sus dedos mi pequeña guitarra y le sacaba algunas notas de uno que otro yaraví y otros huaynos. La chicha de maní que la tía Jesusa preparaba y vendía en su pequeña tienda acompañada de la prima Hilda y que yo alguna vez ayudé a su preparación, aunque solo echándole el azúcar al gusto.


Es Chiquian esa tierra que yo guardo recuerdos que mi madre siempre nos inculcó, el lugar de nuestros viejos tíos de esa raíz de la familia materna. La tierra de Papa Alico de Mama Diega hermanos mayores de esa generación que seria larguísimo mencionar. Lugar donde no olvido la costumbre de usar unos diminutivos en los nombres como la prima Beacha por Beatriz, el tío Anacho por Anatolio y también el de mi madre Aquilina a quien llamaban Aquicha.
La tierra que una vez un cajamarquino como el tío Víctor que llegó seguramente a cumplir su servicio como miembro de la Guardia Civil y que nunca imaginó enamorarse de una linda chiquiana como la tía Teodora. Una historia de amor que a mi madre le cupo como tía mayor darla en matrimonio al joven enamorado que daría como frutos de amor nueve hijos. El primo Hugo Agüero Alva, segundo de todos ellos ha escrito este libro:
30 DE AGOSTO EN EL PUEBLO DE CHIQUIAN, como un legado para las futuras generaciones de chiquianos.

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