Entrevista de: Néstor Rubén Taype
Héctor, quisiera comenzar hablando sobre tu último libro LA EDUCACIÓN Y LOS HISPANOS EN LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA. Una persona como tu ligada a la poesía, ¿qué te motivó a escribir este libro?
En la
página 67 de tu libro hay un párrafo que dice lo siguiente: “En mis artículos
hablo de la imperiosa necesidad que los
padres contribuyan de alguna forma con la educación de sus hijos. Asimismo que
ellos, cuando no tienen en cuenta esta tarea, son responsables también que sus
hijos abandonen la escuela o carezcan de aspiraciones. Este es el objetivo de
mi libro”. ¿Qué importante o determinante es la participación de los padres en
la educación de sus hijos?
Que quede
bien claro, en mi libro enfatizo que no es determinante la participación de los
padres en la educación de sus hijos para que éstos concluyan sus estudios
secundarios y tengan la mente puesta en
la universidad, pero sí es importante porque hay más posibilidades que esto
suceda. Antes de echarle toda la culpa a ese gran número de jóvenes que no
quieren saber nada ni con la escuela ni con la universidad hay que tener en
cuenta una gama de factores: el nivel educativo y cultural de los padres de familia,
la desintegración familiar, la necesidad de tener que trabajar, llevar una vida
acelerada, desconocimiento de los planes
de estudios, falta de visión del futuro, falta de motivación, el ambiente en la
escuela, los maestros ineficaces, etc. “El factor económico tiene bastante que
ver, pero en muchos casos, yo también pienso que no es determinante por la
sencilla razón que en el vasto espacio donde me muevo observo que tanto los hijos de padres pobres, como de los que están bien económicamente, abandonan
la escuela”, señalo en mi libro.ANDANZAS, TRAVESÍAS Y NAUFRAGIOS es un poemario que publicaste al limón con el poeta peruano Juan Carlos Lázaro. En muchos de los versos uno puede vislumbrar tu vivencia en dos mundos donde sale a relucir al mismo tiempo la modernidad de este país y el recuerdo de los pueblos del Perú. ¿Sabias que si no eres el único, eres por lo menos uno de los pocos poetas que ha plasmado esto en sus versos? De varios poemas tuyos que podría señalarte, un buen ejemplo es EL INFIERNO EN EL PARAÍSO. Te pregunto: ¿a pesar de todo aún deseas ser una sombra furtiva y dar vueltas por los jirones de Lima en busca de unos choclos sonrientes?
De una u otra forma el Perú está permanentemente en mí. Por donde me llevan mis pasos siempre algo me hace verlo o sentirlo. En la planta de mis pies llevo sus rúas que recorría descalzo en mi infancia, y jamás podré olvidar los jirones y las avenidas de sus ciudades por donde transité en mi juventud, por supuesto, con zapatos. En mis oídos tengo el canto de sus chilipillos y sus cuculíes, así como en el paladar tengo el sabor de su “charquicán’’ y su dulce de camote. El tiempo y la distancia no han significado nada para que yo deje de amar al Perú como cuando vivía en él. Con el paso de los años mis deseos crecen para conocer los caminos de mi patria que nunca recorrí. Y siempre no veo la hora de volver a Lima para “dar un par de vueltas por sus jirones como una sombra furtiva en busca de unos choclos sonrientes / de un triste de guitarra o de un emoliente”.
Sabemos que tu inclinación por las letras, y específicamente tu pasión por la poesía nace allá por los años sesenta cuando cursabas la secundaria en el colegio JOSÉ DE LA RIVA AGÜERO de Chorrillos. ¿Cómo nace esta vocación, qué o quién te motivó?
Mi relación con la poesía empieza desde antes de los 10 años de edad, y en los primeros momentos esta relación no fue nada feliz. Mi padre me obligaba a que memorizara poemas para que los recitara a sus amigos que llegaban a la casa. Y cuando me fallaba la memoria “a rincón quita calzón”. A pesar de los castigos que recibía por culpa de la poesía, esta me fue gustando debido a que mi madre de buena manera me pedía que se los recitara. Ya en los últimos años de la primaria me convertí en el declamador de la escuela. Y durante la secundaria ya no sólo era el declamador del colegio sino que comencé a escribir mis primeros versos impulsado por la lectura de los primeros libros de poemas que cayeron en mis manos. Un dato curioso, cuando estaba en la universidad un compañero de estudios, quien escribía poesía al estilo de Carlos Oquendo de Amat, me exigía que leyera a Octavio Paz y Oquendo de Amat, debido a que éstos eran sus poetas favoritos. A veces me invitaba a su casa para hablar exclusivamente de poesía. ¿Sabes quien fue ese ex compañero de estudios? Nada menos que HUGO AVELLANEDA, quien más tarde sería el ideólogo del MRTA. Te juro que jamás me habló de nada relacionado con el socialismo ni de “salvar al Perú mediante las armas”. Nuestros encuentros en su casa o después de clases en la universidad de San Marcos era para hablar de poesía y solamente de poesía. Me llegué a enterar de su vinculación con el MRTA cuando yo empezaba a vivir en este país. Un día tuve en mis manos la revista Caretas, y ¿qué crees que encontré ahí? En una de sus páginas estaba la foto de Avellaneda, y decían de él que lo habían visto en Francia. Volviendo a mi relación con los versos, con el transcurso del tiempo esta relación con la poesía se ha convertido en un matrimonio. Ya no puedo vivir sin la poesía, como pienso que ella tampoco puede vivir sin mí porque me busca a toda hora. Una buena parte de mi producción poética ha sido publicada en revistas y libros, así como en antologías que han visto la luz en España, Estados Unidos y otros países. He obtenido algunos premios. Otra de mi pasión la fotografía. Con la foto “The Weeding is a Headache” obtuve el primer puesto en el concurso mundial de fotografía realizado por The International Library of Photografy de E.U. y la revista norteamericana Fotografía Popular. En el área del periodismo, mi profesión, gané una de las ediciones del concurso “El mejor Reportaje”, organizado por el diario “El Comercio” de Lima. He entrevistado a Raúl Castro (hermano de Fidel Castro), Emilio Estefan, Julio Iglesias y al ex presidente nicaragüense Arnoldo Alemán, entre otros personajes.
Usualmente
los escritores salen del país porque quieren cambiar de ambiente o por otras
razones, en tu caso escogiste los Estados Unidos. ¿La lejanía te inspira?
Un blue bird que
vuela sobre mi cabeza. O una girl que me sonríe en un paradero del bus. Así
como me inspira lo que tengo sobre o ante mí, también me inspira lo que está
fuera del alcance de mis manos y de mi vista. Lo que está más allá de los
océanos. Hasta creo que lo que está lejos me inspira mucho más porque son
mundos que de alguna forma fueron míos, con sus paraísos e infiernos, y con su
gente que sabe de mis andanzas, travesías y naufragios. Con muchos de ellos me
alimenté con piedrecitas o celebramos nuestros triunfos bajo la luna. También
me siguen inspirando esos mundos porque deseo tenerlos conmigo o quiero
rendirles homenajes por haber respirado en ellos el aroma de sus pinares o el
aire contaminado de sus urbes. Nada me es malo ahora.¿Qué proyectos literarios tienes para un futuro cercano?
No tengo ninguno con respecto a la literatura. Soy de los escritores que no programan lo que van a escribir el día siguiente. Escribo con mucha frecuencia, y escribo sobre lo que me conmueve o me emociona o acerca de lo que hace días da vuelta en mi cabeza. A veces estoy días tratando de escribir la primera línea de un poema y, otras veces, en un santiamén traigo a este mundo un poema.
¿Qué mensaje le puedes dar a esa audiencia que te sigue en las redes sociales, que se identifica con tu poesía y ha leído tus libros?
Que le saquen
el máximo provecho al internet ahora que no es tan fácil comprar libros. Ahí
podemos encontrar todo el conocimiento humano. ¿Se acuerdan de la biblioteca de
Alejandría que estudiamos en el curso de historia universal? Pues el internet
es algo así como la nueva Alejandría. Repito, ahí está todo el saber humano. Que
el tiempo que algunos pierden “chateando” lo recuperen educándose, leyendo los
temas que quisieran conocer. Aquellos
que creen saberlo todo ya verán que cuanto más lean llegarán a la conclusión
que no saben nada. “Sólo sé que nada sé”.
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