EE.UU. TIENE EL MÁS ALTO ÍNDICE DE DESERCIÓN ESCOLAR





POR: HÉCTOR ROSAS PADILLA

Estados Unidos de América tiene actualmente el más alto índice de deserción escolar en el mundo. Y aquí no hay exageración ni el afán de dejar mal parado a este país, para el cual queremos generaciones mejor preparadas que puedan salir airosas en una economía global cada vez más competitiva.
         Al respecto, el Presidente Barack Obama ha manifestado que “El lugar de Estados Unidos de América como líder se encuentra en peligro a menos que hagamos un mejor trabajo en la educación de nuestros hijos… el relativo declive de la educación americana es insostenible para nuestra economía, insostenible para nuestra democracia e inaceptable para nuestros hijos”.
         La deserción se da en tal magnitud que durante los cuatro minutos aproximadamente que usted empleará en leer este artículo, cerca de ocho alumnos americanos abandonarán una escuela pública.
De acuerdo a un último informe, “menos del cincuenta por ciento de los estudiantes de secundaria, en l7 de las principales ciudades del país, se gradúa. A nivel nacional, más de millón de alumnos abandona, anualmente, la escuela”.
Y si damos un vistazo a las universidades, nos encontramos con otra triste realidad: la mitad de jóvenes que comienza a estudiar una profesión, no la termina.
“Estados Unidos de América ha descendido en una década, a nivel mundial, en número de graduados universitarios, del segundo lugar al puesto número once… Pese a contar con recursos sin par en el resto del mundo, hemos dejado que nuestras calificaciones se rebajen, que nuestras escuelas se desmoronen, que se quede corta la calidad de la enseñanza y que otros países nos superen”, ha dicho el Presidente Obama.
Para que nuestros muchachos ocupen puestos más meritorios, el Presidente Obama buscará mejorar durante su mandato todo el sistema,de la educación pre-escolar a la universitaria. Hará esto porque él piensa lo mismo que Ron Suskind, quien en su libro A hope in the unseen dice: “No hay otra manera de lograr que la educación superior ofrezca grandes oportunidades y mejores perspectivas sino es mejorando la educación secundaria”.
Es importante señalar que las consecuencias de la deserción escolar causan un gran daño a la sociedad. Los que abandonan el colegio “son dos veces más propensos al desempleo, tienen tres veces más posibilidades de ser pobres y ocho de terminar en prisión”.
¿Qué hacer para impedir esta deserción escolar y para que nuestros jóvenes reciban una educación que realmente les interese y les mantenga, hasta el final, en las escuelas? A saber, además de este problema que ha sido llamado “la epidemia silenciosa”, los estudiantes americanos están entre los peores preparados del mundo industrializado. Su cultura general es pobrísima, y da mucho de qué hablar su capacidad de lectura y escritura, incluso en individuos con un título profesional.
A saber, la capacidad media de escritura y lectura de los americanos, que oscilan entre los 16 y los 65 años, es “mediocre”, en comparación a otras 19 naciones industrializadas. Esto según un estudio realizado en el 2002 por la Universidad Johns Hopkins.
Por su parte, el político español Óscar Iglesias señala que actualmente hay en Estados Unidos de América más de seis millones de alumnos de escuelas secundarias y bachilleratos que leen muy por debajo de su nivel. Revela además que “una tercera parte de los graduados de secundaria no entran inmediatamente a la universidad. También que “casi el treinta por ciento de los estudiantes de primer año de la universidad tienen que tomar clases de enseñanza compensatoria en Ciencias y Matemáticas”.
¿Qué hacer para que nuestros jóvenes reciban una mejor preparación y pongan su parte para aprender más? ¿Qué hacer para que tomen conciencia del papel que les corresponde desempeñar en la sociedad?
Algunos padres culpan a los maestros por lo que está sucediendo con los jóvenes. Otros, a las escuelas, mejor dicho, al sistema educativo. Y otros, al entorno social. ¿Pero cuál es la responsabilidad de los padres en la educación de sus hijos?
Para nadie es una novedad que en este país el sistema educativo tiene muchos altibajos, por lo que necesita una buena reforma, pero una reforma en la cual se tenga en cuenta la implicación de los padres en la educación de los hijos.
Quién mejor que el educador Wayne Johnson, para hablarnos de este rol de los padres. Cuando él fue Presidente de la Asociación de Maestros de California  manifestó: “La participación de los padres de familia es decisiva para el éxito en la educación. Los maestros no podemos solos… La colaboración de la familia es vital. Los estudios demuestran que los niños se desempeñan mejor cuando los maestros y las familias trabajan en equipo para ayudar a los niños a aprender”.
El Presidente Obama lo ratifica ahora: “No hay programa o política que pueda sustituir a un padre o una madre que se preocupen por la tarea que sus hijos realizan en la escuela, que los ayuden con el trabajo que hacen en la casa, que apaguen el televisor y que les lean a sus hijos”.
Esta labor de los padres debe ser ineludible. Así lo consideramos los que, por tener en cuenta esta tarea, logramos que nuestros hijos terminaran la educación secundaria y siguieran una  profesión universitaria.
La incursión en la educación de los muchachos no garantiza que ellos se van a obsesionar con la universidad. Pero de lo que sí se puede estar seguro es que hay más posibilidades que esto ocurra.
Sobre esta importante tarea que los padres tienen que realizar en el hogar es que insisto en casi todos los artículos que conforman este pequeño libro titulado La educación y los hispanos en los Estados Unidos de América, algunos de los cuales, después de ser escritos y publicados en los últimos años en algunas revistas y periódicos, han sido ampliados y modificados
No me ocupo del sistema educativo americano en sí porque mi propósito es otro, y porque no soy un experto en cuestiones educativas. Los trabajos que realizo en este país nada tienen que ver con las escuelas y universidades.
Tampoco hablo de la situación económica-social de los muchachos por la sencilla razón que en el vasto espacio donde me muevo observo que tanto los hijos de padres pobres, como de los que están muy bien económicamente, abandonan la escuela. Y no es que quiera pasar por alto este aspecto o lo quiera desmerecer como una de las causas de la deserción escolar. De ninguna manera.
Al igual que el nivel educativo y cultural de los padres de familia, la desintegración familiar,  los maestros ineficaces y el ambiente en la escuela, entre otras situaciones, el factor dinero tiene bastante que ver, pero en muchos casos, no es determinante. Tal vez sea por eso que no todos los expertos lo toman en cuenta. Cierta parte manifiesta que los muchachos abandonan la escuela porque el sistema escolar no les agrada. Y hay quienes sostienen que se debe a la falta de motivación.
Aunque no hay que olvidar que “la deserción escolar entre los hispanos radica también en la pobre participación del padre de familia en la vida académica de sus hijos”, tal como lo sostiene Pedro Noguera, graduado de la Escuela de Educación de la Universidad de Harvard.
Porque en gran medida estoy de acuerdo con este graduado de la más famosa universidad de E.U.A. es que abundo en este rol de los padres hispanos. Y porque lo que más observo en mi comunidad es la falta de participación de la mayoría de ellos en la vida escolar de sus hijos y un gran desinterés de gran parte de los muchachos por la educación, a tal grado se dan estas dos cosas, que entre las minorías los hispanos somos los que tenemos el más alto índice de deserción escolar, y los que contamos con el menor número de profesionales.
“Abandonar los estudios de secundaria ha dejado de ser una opción. No cuando el número de deserción escolar se ha triplicado en treinta años. No cuando los no graduados cobran la mitad que un diplomado universitario. No cuando los estudiantes hispanos abandonan en mayor proporción que cualquier otro”,  ha dicho el Presidente Obama.
Pero no vayamos a pensar que sólo Estados Unidos de América está seriamente preocupado por la deserción escolar, debido a que genera elevados costos sociales y privados. Casi todos los países del mundo lo están, ya que este problema se está dando a nivel mundial, en unos lugares más que en otros. Por ejemplo, América Latina tiene tasas muy altas de deserción escolar.
Mario Gómez Jiménez, de la Fundación Restrepo Barco, manifiesta que “Hacia el año 2000, cerca de 15 millones de jóvenes de América Latina, de entre l5 y l9 años de edad, de un total de 49,4 millones, abandonaron la escuela antes de completar los l2 años de estudio. 70 por ciento de estos jóvenes lo habían hecho antes de terminar la educación primaria, o una vez acabada la misma”.
Acerca de las razones de la deserción escolar en América Latina, transcribo lo que escriben en la Revista Iberoamericana de Educación dos expertos de la CEPAL, Ernesto Espíndola y Arturo León: “La insuficiencia de ingresos en los hogares y los diversos déficit de bienestar material  de los niños y adolescentes de estratos pobres constituyen factores decisivos para la mayor frecuencia de retraso y de su abandono escolar, si lo comparamos con los de hogares de ingresos medios y altos”. (Del libro “La educación y los hispanos en los Estados Unidos de América” que es materia de estudio en Colombia, México y Puerto Rico).


HÉCTOR ROSAS PADILLA (Cañete, 1951). Estudió periodismo en la Universidad de San Marcos de Lima. Es autor del poemario CUADERNO DE SAN FRANCISCO (2009), y del libro de ensayos LA EDUCACIÓN Y LOS HISPANOS EN LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA (2010).
Es miembro del comité editorial de la revista literaria peruana SOL & NIEBLA que dirige el poeta Juan Carlos Lázaro. Actualmente radica en California.

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